La colaboración de: Josu. Técnicas de poda del arce de Montpelier (II)
lunes, julio 06, 2015Aqui tenéis la segunda parte de la colaboración de Josu, se que sois muchos los que la estáis esperando.
TÉCNICA DE PODA DEL ARCE DE MONTPELLIER (2ªPARTE)
Hay que tener en cuenta de que si no hacemos este segundo paso
todo lo que hemos hecho hasta ahora no vale para nada.
Aproximadamente entre un mes y mes y medio después de aplicar la
primera parte de esta técnica los árboles habrán recuperado el mismo volumen de
verde que tenían antes de aplicarla o incluso tendrán más, pero con unas hojas
mucho más pequeñas y con pecíolos infinitamente más cortos. Si no hacemos nada
los brotes interiores se morirán por falta de luz.
Por tanto la segunda parte de esta técnica consiste en un
defoliado parcial del árbol.
Antes de ponerme a escribir este post nunca me había parado a
pensar el porcentaje de hojas que se quitan al árbol. Hubiese dicho que en este
defoliado parcial se eliminaban el 50% de las hojas, pero la realidad es que se
eliminan entre un 70 y un 75%.
Las hojas a eliminar son las que molestan el paso de la luz al
interior. Con esto quiero decir que no necesariamente tienen que ser las hojas
más grandes las que se eliminan. En este ejemplo diez hojas diminutas se
apelotonan sin dejar pasar la luz. Al final he dejado sólo cuatro.
Lo más habitual es que tras aplicar la técnica explicada en la
parte uno la mayor parte de los brotes en este momento tengan el aspecto de los
que definíamos como brotes débiles. Serán brotes que prácticamente no tienen
espacio entre nudos con cuatro hojas creciendo muy juntas.
Este brote era un brote fuerte. Lo podamos dejando unos
pocos milímetros sobre las yemas incipientes de la base. Estas yemas han
desarrollado dos nuevas subramas. La de la derecha tenía cuatro hojas muy
juntas, hemos dejado sólo una. La de la izquierda algo más fuerte tenía seis
hojas, dos en un primer nudo cerca de la base y cuatro agrupadas en la punta,
también hemos dejado sólo una. La rama izquierda apenas mide un centímetro y
derecha mucho menos. La distancia entre nudos se ha reducido drásticamente.
Este brote era un brote medio. Lo podamos a un nudo. Ese
nudo medía algo más de un centímetro. Las yemas de ese nudo volvieron a brotar
pero la rama prácticamente ni se ha alargado. Nuevamente hemos dejado una hoja
en cada brote.
Finalmente un brote débil, al que en la primera parte le
dejamos dos hojas. No ha brotado, pero se ha fortalecido con respecto a los dos
anteriores. Sus hojas han madurado y la yema ha engordado y está preparada para
brotar la próxima primavera. Le hemos dejado sólo una de las dos hojas.
En árboles muy vigorosos algún brote volverá a brotar con
internudos largos. A estos brotes se les puede volver a aplicar la primera
parte de esta técnica. En esta foto se pueden ver tres brotes. El
central lo hemos defoliado dejando sólo una hoja pero los dos laterales los
hemos vuelto a podar a un nudo. Lo normal es que estos brotes vuelvan a brotar.
Tres brotes naciendo del mismo punto, alguno tiene los días contados, en
invierno decidiré con cual me quedo.
Al aplicar esta segunda fase el árbol no suele tener una nueva
brotación generalizada, sólo hay que controlar los brotes que se disparen.
Esta segunda fase se hace más necesaria cuanto más avanzamos en la
ramificación del árbol. Los primeros años el árbol no tiene muchas ramas y no
hay demasiada densidad de hojas, por lo que tal vez no sea necesario defoliarlo
mucho. Incluso nos puede interesar no defoliarlo porque todavía necesitemos
engordar las ramas.
Lo mismo ocurre con la primera fase de la técnica. Si tenemos un
brote con internudos suficientemente cortos y queremos dejarlo engordar no
aplicaremos la técnica. Lo dejamos tranquilo todo el año y en otoño-invierno lo
podamos a uno o dos nudos.
En esta foto se puede ver el aspecto del árbol tras
aplicarle el defoliado. Se aprecian claramente zonas con hojas más grandes en
las que se están engordando ramas y no se han aplicado ninguna de las dos fases
del trabajo, se las ha dejado crecer libremente.
Para finalizar señalar que en el caso de los arces burguerianos se
puede repetir el proceso varias veces al año. No me he atrevido a hacer lo
mismo con los Montpelier pero he de reconocer que es una idea que me ronda la
cabeza.
Según avanzamos en la formación del árbol podríamos jugar con
otras variables como por ejemplo el abono. Como dije en el primer post, suelo
comenzar a abonar muy pronto pero creo que, cuando entramos en una fase de
refinado, se podría realizar el primer abonado más tarde después de aplicar la
primera parte de la técnica o incluso después de aplicar la segunda parte,
siempre y cuando hayamos abonado generosamente el otoño anterior. Creo que de
esta forma conseguiríamos todavía mejores resultados en cuanto a tamaño de las
nuevas hojas se refiere. Todavía no hemos llegado a esta fase con ninguno de
los árboles porque en estos años nos hemos dedicado sobretodo a sustituir ramas
con internudos largos por nuevas con cortos.
Dos de los árboles a los que les hemos aplicado la segunda parte
de esta técnica este año.
A este se me olvidó hacerle foto después de defoliar
pero aquí tenéis como está 20 días después.
Los trabajos se realizaron entre el 11 y el 21 de junio y si el
árbol tiene un tamaño importante,.., mejor hacerlo en buena compañía.
Espero que os haya resultado interesante y os animéis a trabajar
los arces de Montpelier de esta manera, es una especie que merece la pena.
Un abrazo, para mi es un lujo contar con estas colaboraciones, estoy convencida de que tanto la primera como la segunda parte se merecerían aparecer en cualquiera de las revistas especializadas, pero Josu ha decidido que aparezcan aquí.
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2 comentarios
Me ha gustado mucho estos dos post sobre el arcede montpellier. Seguro se puede trabajar otros arces así, campestre, granatensis... porque tienen el mismo problema a la hora de ratificar y mejorar los entrenudos. Muchísimas Gracias a los dos Loli y Josu!!!
ResponderEliminarEn el campestre lo hemos utilizado y funciona perfectamente.
EliminarUn saludo
Josu