Un repaso a mis vacaciones
lunes, agosto 15, 2016Hoy es festivo, aquí además empiezan las fiestas, como no estaréis para leer nada sobre bonsái, he pensado enseñaros un poco de mis vacaciones.
Estos días de atrás los que me seguís en las redes sociales Facebook, Twitter e Instagram habéis visto ya algunas fotos, vinimos hace ya unos días pero a sugerencia de Goizane, las dos hemos empezado a poner las fotos estando ya en casa, aquí todo el mundo sabe donde vivimos y vista la experiencia de algunas conocidas de ella, también bloggers y youtubers que al llegar de las vacaciones se han encontrado la casa desvalijada, nos pareció adecuado que solo supieran las fechas reales los más íntimos.
Los días previos programé entradas que son las que habéis leído estas dos semanas, se trataba de aparentar normalidad.
Al seleccionar fotos me he dado cuenta que son muchas, espero que os resulte ameno. En esta ocasión como íbamos los 4 salgo yo en muchas fotos. También hay algunas de los cuatro, lo que me puede suponer que mi hijo se enfade conmigo, creo que es el único joven de 21 años que no tiene cuenta en ninguna red social y no le gusta aparecer en ninguna de las fotos que ponemos tanto su hermana como yo.
Como podéis adivinar viendo la primera foto nos hemos ido de crucero, Josean y yo ya hicimos uno hace unos años pero ahora ibamos los cuatro, aunque en esta ocasión la compañía era otra y no me ha gustado tanto como la primera vez, sí que es verdad que nos hemos reído mucho y hemos disfrutado a tope los cuatro juntos.
Embarcamos en Barcelona, un sábado y hasta el lunes por la mañana no llegamos a la primera escala, ese día y medio de navegación, nos permitió conocer el barco, dedicarnos a tomar el sol y descansar dormitando en la hamaca
El domingo por la noche tocaba cena de gala.
Olbia (Cerdeña)
No conocíamos la isla y nos encantó, visitamos la costa Esmeralda, el pueblo de Porto Cervo, puro lujo, y luego al lado Baja Sardinia, mucho menos lujoso pero con mucho encanto. La isla tiene una legislación tan estricta en cuanto a vegetación y rocas que el paisaje te deja con la boca abierta. Juníperos y mirtos son los más abundantes.
Pompeya y Nápoles
Todos teníamos ganas de visitar Pompeya y la visita no nos defraudó, aunque el calor por momentos era insoportable. El estado de las ruinas te sirve para hacerte una idea de como era la vida en la ciudad, visitamos tanto casas sencillas como otras de ciudadanos ricos, el lupanar, el foro... Los moldes hechos a los cuerpos encontrados dan muestra de la situación que se vivió en la ciudad. La guía nos explicó que aunque la cantidad asignada para las excavaciones ha disminuido en estos años de crisis económica, todavía se siguen realizando trabajos, de hecho en la última foto, podéis apreciar a los trabajadores.
Después de comer, decidimos conocer Nápoles por nuestra cuenta, ¡cómo conducen! el código de la circulación es papel mojado allí, cruzar la calle se convierte en una aventura, da igual que existan semáforos o pasos de cebra, no se respeta nada.
El anochecer ese día fue espectacular.
Roma
Josean y yo volvíamos a la ciudad pero Goizane y Andoitz se estrenaban, se enamoraron de ella, igual que nos pasó a nosotros la primera vez, ellos querían ver el Coliseo por dentro y no les defraudó. Aunque antes de llegar allí les tocó abrir la boca al llegar a la Plaza de San Pedro. Después del Coliseo comimos en la Fontana de Trevi, para después dirigirnos al Panteón y a la Plaza Navona. Por supuesto todos tiramos una moneda a la Fontana, para que se cumpla el deseo de volver a Roma.
Esa noche el sol parecía una bola de fuego.
Pisa y Florencia
Creo que fui la única que en la visita a Pisa no me hice la típica foto sujetando la torre.
Llegar a Florencia y enamorarnos de la ciudad fue inmediato, la arquitectura, los edificios, las calles, todo nos gustó.
Dicen que si tocas el morro del jabalí volverás a Florencia, todos lo hicimos.
El helado estaba de muerte.
La Seyne Sur Mer
Por diversas circunstancias, el barco llegó a la escala francesa con 5 horas de retraso y todas las excursiones se suspendieron, nosotros teníamos programada una para conocer la región de Provenza y llegar hasta Marsella pero nos conformamos con conocer el pueblo donde atracó el barco, pequeño pero muy coqueto. La estructura metálica que se ve al fondo de la primera foto, tiene 42 metros de altura y se puede subir para ver las vistas de la bahía. Como después de dar una vuelta por el pueblo teníamos tiempo nos animamos, aunque la última planta está protegida por cristales la altura impresiona.
Una foto más de la última noche.
Espero que os hayan entrado ganas de conocer estos lugares.
Un abrazo
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