Mi haya ha sido una de las damnificadas por mi falta de tiempo, salvo regarla y abonarla no he podido ponerme con ella en estos meses. Otros años la suelo podar en agosto pero este verano no ha podido ser. En julio cuando hice las fotos de todos estaba así.

Si ya entonces estaba un poco desmadrada, imaginaos como ha llegado a noviembre. Como el verano empezó en septiembre para cuando ha hecho dos días de otoño y las hojas empezaron a cambiar, volvió el viento sur y más de la mitad se cayeron.

Este sábado aprovechando que tenía unas horas libres decidí que se las dedicaba a los bonsáis, Juan Carlos enseguida se apuntó, no sé si porque le gustaba la idea de ayudarme o el plan de después.

Hicimos algunas cosas ligeras y luego le dejé elegir entre varias cosas, decidió que le apetecía la opción del haya.




El plan era alambrarla pero primero había que terminar de podar la rama que se cascó y finalmente murió, además decidí quitar un pequeño tocón de la zona superior.





La herida de la rama tuve que agrandarla para que de perfil no se notara en exceso el abultamiento. Espero que vaya cicatrizando bien.





Nos tiramos tiempo decidiendo donde poner las ramas, no podé ninguna, aunque quizás cuando vea como brotan recorte alguna en longitud. He decidido que en el próximo trasplante la giraré un poco.