Como os podéis imaginar por el titulo, siguiendo con los bonsáis a los que les toca trasplante  este año, estaba el acer palmatum kiyohime, en marzo hará dos años que llegó a casa y creo que ya era hora. El año pasado el sustrato parecía estar bien, pero estos últimos meses lo he notado muy apelmazado.

Tenía ganas de ponerlo en una maceta más plana y en diciembre cuando estuve en Madrid me traje una de mi visita a Laos Garden.



Nada más poner una maceta al lado de la otra ya me di cuenta que la cosa no iba a ser fácil, pero no estaba dispuesta a que me ocurriera como el año pasado con la zelkova que luego me arrepentí. Tenía que entrar sí o sí.


Como hago las cosas en ratos que tengo muertos, el sustrato estaba húmedo del día anterior y me imaginé que me iba a costar sacarlo, aunque no tanto como lo que finalmente tardé. Tan pronto empecé a quitar sustrato con el palillo empecé a ver raíces, después de más de media hora todavía no había conseguido sacar el cepellón de la maceta.




Finalmente salió, no había prácticamente sustrato y el poco que había estaba hecho barro. Las rejillas habían sido engullidas por las raíces.


En la primera prueba después de recortar más de la mitad de las raíces, era evidente que no iba a caber en ella, tendría que  recortar y mucho.



Después de varias pruebas y recortar más raíces, finalmente lo conseguí. Una dosis de hormonas de enraizamiento, a ver si se recuperan rápido del recorte y listo.


Un buen riego una capa de musgo de fibra larga que proteja estos primeros días las raíces y a  la zona resguardada.

Un abrazo

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