Sigo con los trasplantes, aunque espero tener tiempo pronto para organizar las fotos del taller que hicimos el pasado sábado con David Quintana, fue muy interesante y tenía unas ganas enormes de pasar un día entero de bonsái y amigos.

No sé si recordaréis que en el Congreso Gallego compré una maceta a Aleixo Seixo que me pareció ideal para uno de mis árboles.

No os conté para cual de ellos era, pero ha llegado el momento de salir de dudas.



Después de dos meses floreciendo, la semana pasada por fin decidí que era el momento y el domingo por la tarde me puse con él.

Ya os conté que  el año pasado decidí no trasplantarlo porque no encontré ninguna maceta que me gustara para él, le quite la capa superficial del sustrato que traía que no me gustaba nada y rellené de akadama. Nada más retirar esa capa me di cuenta que me iba a costar mucho sacarlo de la maceta, el sustrato parecía una masa de barro.


Pensé que dada la hora y calculando el tiempo que me iba a llevar, se haría demasiado tarde y el frío nocturno le pillaría casi recién regado. Seguiría por la mañana, el lunes  la tenía entera libre y podría dedicarle todo el tiempo desde que vuelvo de mi caminata matutina hasta la hora de comer.

Media hora después había conseguido sacarlo y eliminar algo del sustrato viejo.



Tanto tiempo con él teniendo cuidado de no romper ninguna rama me sirvió para darme cuenta de que a pesar del frío que ha hecho ha tenido insectos de visita.


Finalmente pude ponerlo en su nueva maceta.



Las fotos no quedaban bien así que lo metí dentro para poder hacerle alguna mejor.



 Más frutos.