La expo y yo
miércoles, mayo 23, 2018Si hay un palabra que define como llego al día de la expo es CANSADA, MUY CANSADA. Abril y mayo para mi son meses de mucho trabajo y sacar tiempo para estas cosas no es fácil.
Este año en la junta se empezó a hablar de la expo a primeros de abril y ya el día 10 se "decidió" que yo me encargaba de preparar el cartel: "Loli, puedes hacerlo tú? Te quedan muy bien". Además era la única que tenia fotos del árbol que había ganado el año pasado o eso al menos decían. Cinco días más tarde tenía el boceto más o menos hecho y unos días después estaba terminado, solo quedaba poner los logos de los colaboradores.
Es costumbre también que yo me encargue de organizar el espacio, me toca controlar cuanto necesita cada árbol y de separar las zonas.
Este año había zona específica de prebonsai para aquellos árboles que sus dueños consideran que no están acabados. Es curioso, algunos estaban más formados que otros que los dueños decidieron poner en la zona de bonsái, pero la última palabra la tiene el propietario.
Por mucho que repasas como exponer cada uno lo hace a su aire, unos con más éxito que otros.
En un momento dado decidí que me preocupaba de lo mío, y hasta que no llevaban ya un rato las visitas no vi como había quedado alguna cosa, cerré los ojos y respiré hondo. Mejor no discutir, de todas formas, el mal rato me lo llevo yo.
Habíamos quedado en que se hacia una exhibición de artes marciales y a la hora de comer me enteré que el grupo tenía otros compromisos. Otra cosa que sale mal, ¡qué más da! Por lo visto soy a la única a la que le preocupa que las cosas se hagan bien.
Hubo socios ausentes que pudieron exponer gracias a la colaboración de Emilio y mía.
Como ha ocurrido otros años, Ana y yo tuvimos que llevar varias cosas para terminar de completar la exposición.
Por primera vez, en cuanto acabamos de montar todo, un socio de los recientes, me dijo que si íbamos a tomar un café para que yo desconectara un poco. ¡Qué bien me sentó!
Por primera vez, he llegado a casa cansada , con la convicción, al igual que otros años, de que no se valora el trabajo que hago, pero no pensando que mandaba todo a la mierda, aunque no es por ganas de hacerlo sino por empeño personal mío.
Por primera vez dos socios me hicieron regalos por el trabajo realizado, pero fue cosa de ellos dos.
Dos tillandsias, que prometo cuidar estupendamente.
Y el otro, una madera de deriva para que "montes alguna cosas de esas que te gustan".
El viernes el making off de mi composición.
Un abrazo
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